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A propósito de la exposición “Kubes in Action – Personalidad”
La geometría sagrada de Rafael Montilla
Por Juan Antonio González (*)
En un tiempo –el actual– donde todo parece vaciarse de contenido, donde la
inmediatez de las redes sociales deja a un lado el reconocimiento de la
interioridad propia y ajena, donde la mentira y el encubrimiento oscurecen cualquier camino hacia la verdad, conforta toparse con la obra de Rafael Montilla, fotógrafo y artista visual caraqueño que comenzó su andadura creativa a mediados de los años setenta y que, desde la tradición de la abstracción geométrica, ha concebido obras con una poderosa carga de espiritualidad.
Una espiritualidad que Montilla ha expresado desde que era un niño de siete años, cuando en las portadas de sus libros escolares dibujaba y pintaba el símbolo de la “cruz swastika”, no la que utilizaron como emblema los nazis, sino la que la proviene de las imprecisas tinieblas de la prehistoria, la que en la cultura hinduista se asocia al dios Ganesha, la que para el Budismo simboliza la eternidad…
Para Montilla aquella cruz con sus brazos doblados en ángulo recto era un
mandala cuadrado. Esa fue la dimensión que el artista le aportó luego de vivir algunos años en la India. Una dimensión filosófica y religiosa que se sumó al estudio que el artista hizo de El Árbol de la Vida y del metatrón, cuerpo geométrico compuesto por trece círculos directamente obtenido de la Fruta de la Vida. Hablamos, entonces, de una geometría sagrada.
En el video Kubos in Action. Secrete geometry, publicado por el artista en la
plataforma de YouTube, se resume de manera precisa y clara el proceso
por el cual ese mandala cuadrado se transformó en “kubo”. Una investigación que le tomó más de seis años de estudio y que el artista hizo pública una vez que pudo darle “una perspectiva que movía mi interior. Sentí que finalmente había logrado llenar mis expectativas sobre esta figura geométrica”, confiesa Montilla.
En el video mencionado, el artista aporta una definición de mandala cónsona con sus necesidades expresivas: “Mandalas es donde todas las religiones, filósofos, científicos, sabios, buscadores de sabiduría y buscadores espirituales se encuentran”. El auto-reconocimiento y el conocimiento del Otro.
La obra de Rafael Montilla no puede, así, ser cabalmente entendida si se le
despoja de su componente introspectivo, existencialista, del alma que él
vuelca en ella, más allá de sus características formales. Su obra trasciende de lo que el espectador puede ver físicamente para mostrar lo que hay dentro de él y, por añadidura, dentro de nosotros mismos. “Los mandalas son una llave a nuestro subconsciente, tal como lo dice Carl Gustav Jung: ‘La mente no está en el mundo, el mundo está en la mente’. El ‘kubo’ representa nuestro subconsciente”, asegura el artista.
En su más reciente propuesta expositiva, Kubes in Action – Personalidad, que se presenta en la DATG Concept Gallery, de Miami, Rafael Montilla va más allá en su exploración de los “kubos”, pues integra a su trabajo parte de los postulados teóricos del artista Josef Albers acerca del color o, más bien de la interacción del color, según la cual “un mismo color permite innumerables lecturas”.
La idea del artista es que partiendo de la figura que ha desarrollado en los
últimos años, cada color representa una personalidad definida. Así, y como
bien lo explica la investigadora y curadora Anny Bello, Montilla “elabora
convenciones para catalogar las personalidades, en este caso, basadas en el
anaranjado, el rojo, el amarillo, el púrpura, el azul y el verde”. Y agrega el
artista: “Todo lo externo fue eliminado”.
Todo lo externo ha sido eliminado. Quiere decir esto que las obras recientes de Rafael Montilla apelan a la introspección, a lo no verificable en el mundo
material. Al contenido más que a la forma. A los sentimientos, sin más. Y
también exigen de quien las observa, completar esos “kubos” de bordes
blancos, invisibles, rodeados de colores que armonizan hasta establecer un
perfecto equilibrio entre las caras de esas figuras geométricas en las que su
creador vierte su “yo”.
Un “yo” que insiste en aparecer, en revelarse, en un mundo desprovisto de
contenidos significativos, sobresaturado de superficialidad. Cada uno de los
“kubos” que se exponen en DATG Concept Gallery muestra la parte interna
de su autor y su preocupación por una sociedad en la que toda aspiración se limita a lo externo. “Nos olvidamos de crecer internamente”, dice Rafael
Montilla. “Nadie sabe qué hacer con su vida. Jóvenes, adultos y mayores sufren de soledad. Necesitan de algo o de alguien para ser supuestamente
felices y buscan un intermediario para llegar a Dios, ignorando que pueden
conectare con él directamente”.
En definitiva, Rafael Montilla crea para sí mismo, en el sentido de que su obra es una clara proyección de su espiritualidad, una permanente exploración de sí mismo. “Los ‘kubos’ pueden mostrar que yo soy mi mejor amigo y que el Paraíso está donde yo vivo. Mi paz interna es lo más importante”, concluye el artista.
(*)
Editor de Arte y Entretenimiento
Diario El Universal
Caracas – Venezuela
Octubre 2018