Tan dificil como crear resulta conceptualizar una obra de arte, mas cuando te piden sintetizar un proceso en pleno desarrollo.
Sin embargo, podemos argumentar las razones que tenemos para dar sentido a lo que hacemos dentro de los parámetros de una fundamentación teorico practica. Los cubos desde la antigüedad representan la verdad, el orden y el plano físico.
Ahora, como artista contemporaneo me dejo llevar por la intuición porque las obras forman parte del acto creador. Eso que siempre es más de lo que se logra ver de manera inmediata.
Para muchos mi propuesta artistica tiene de metaforica por caracterizarse desde la sencillez y funcionalidad minimalista. Unas cajas luminosas aludiendo que el universo ha sido representado ancestralmente como un cubo que esparso a ver donde caen.
En todo caso, al tratar de mantener la vigencia del cubismo como manifestación de algo solido que retó la postmodernidad, me la juego con la ruptura de las dimensiones reales a través de la intervención activa del espectador en la configuración de una obra de relieves transformables.
Uno tras otro mis cubos parecen encuadres de una camara porque, a estas alturas, no hay un patrón geométrico fijo sino una diversificación articulada y cambiante de los lentes artisticos. Por eso los calculos visuales pueden transformarse in situ cuando podemos envolver la arquitectura del vacio con la geometría de lo invariable y lo simetrico.
Más que ver cada cubo como un simbolo de estabilidad, lo miro como una acción cambiante de la imagen estructural del arte de todos los tiempos y espacios. Sean aereo o terreste busco llamar la atención de cualquier paseante con sensibilidad estética, que se detenga y logre apreciar esa integración de lo natural con lo cultural.
Y si, prefiero los cubos blancos porque la luz siempre hace lo visual algo metafisico. Como cuando el flash encandila el instante decisivo de contrastar la realidad.
Sobre piso o pared mi fotoescultura postcubista deja ver otras dimensiones como la fragilidad y livianidad superpuestas, cuando una gravedad plástica genera el volumen escultorico de los seis lados.
Acaso este paralelismo imagen y semejanza, como si de un cuerpo vivo se tratara, mueve el constructivismo y el estructuralismo en un juego de montaje y desmontaje de los territorios del arte. En las geografias ideológicas donde se mantienen las espiritualidades milenarias apostando sugerentes paraisos donde tiro mis dados para que rueden dentro de sus puntos cardinales.
No podria resumir una concepción particular de la escultura humanizada porque las formas humanas se metamorfosean en cuerpos con alma en el lenguaje al cubo en mis instalaciones.
Es como si cada espacio abierto me invitara a cerrarlo con síntesis de modernidad como la fotografia, que desafía la creación con sus calculos objetivos en formulas de laboratorio subjetivo.
Cabe subrayar que trabajo en torno a la participación del espectador como protagoista, basado en el movimiento expansionista (de raigambre en el geometrismo abstracto manifiesto por el disidente venezolano en paris omar carreño en los sesenta) que promovió las obras abstractas geométricas transformables.
Si hubo un cambio de foco dentro de mi indagacion inedita y de multiples posibilidades de la imagen, fue por el desmontaje de los signos visuales. Lo visto y lo no visto dentro de los cubos, me incita a ver y mirar tanto arriba como abajo.
Miami 2018