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AUTORRETRATO
RAFAEL MONTILLA ve, mira y contempla, una serie de fenómenos físicos-químicos que padece asociados a lo orgánico que como artista visual siente y presiente con imágenes semejantes a las que les da forma plástica desde lo fisiológico. Lo difícil del diagnóstico artístico está en el análisis de su obra gráfica recurrente.
Con una especie de huella dactilar distintiva, que marca sus incursiones por otras realidades corporales, presenta una identidad personalizada donde muestra una grafología de varios niveles como si expresara el yo de un artista de las percepciones.
Mente y cuerpo se unen en una insólita simbiosis ética y estética de síntomas expresivos. “Retrato las cosas que siento, eso que me hace expresar los casos que forman parte de mí y que surgen de manera espontánea, sin premeditación, de la manera más realista en especie de radiografías traslúcidas del ser abstracto en concreto”, comenta. En otro
sentido se muestra como Dios lo mando al mundo del hiperrealismo.
Y es que el autorretrato contemporáneo logra transmitir la condición humana de quien se autorretrata de manera fidedigna. Los elementos de transmisión de imágenes utilizados en distintos medios visuales confirman su representación dentro de su metalenguaje biológico, con connotaciones clínicas de historias médicas digitales.
RAFAEL MONTILLA se expone en lo que expone a múltiples reinterpretaciones. Sus exploraciones farmacéuticas lo llevan a las fórmulas mágicas del visionario que se encanta con los registros ópticos que señalan patologías extra plásticos. Laboratorio vivencial del
arte de la observación entre lo normal y lo anormal de las migrañas.
Así como el dolor hace ver estrellas, el alivio pone a volar la imaginación del autor con lecturas que la obra puede suscitar en el espectador. En la construcción de una identidad hay que exteriorizar el interior con sus respectivos rasgos. Transposiciones, alteraciones y recreaciones son resultados también en lo pictórico como terapia.
Graficar es dibujar, encarnar es pintar. Como constructor de imágenes maneja planos,
calcula efectos, traspasa perspectivas, evalúa emociones en sugerentes composiciones abstracto-geométricas que vibran en soportes-superficies microscópicas del arte microscópico como algo indeleble dentro de lo contemporáneo.
Carlos Sánchez Fuenmayor
Crítico de Arte