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Desde muy pequeño le he dado importancia a dos cosas, que han marcado mi vida. La búsqueda interna y el arte. He desarrollado mi vida en torno a estas dos cosas. No siempre he tenido tiempo de plasmar el arte, pero siguiendo la enseñanza de mi profesor de pintura, Lucio Rivas, quien decia; si no tienes tiempo de crear las obras, debes igual desarrollarlas en la mente, porque llegará el día en que podrás hacerlo. Así que llego mi momento, este es mi tiempo, de todo lo que he venido creando dentro de mi, llego el momento de poder plasmarlo y darlo. Gracias a esa búsqueda interna, he tenido la suerte de viajar por el mundo y así alimentarme con la riqueza de diferentes culturas, me he nutrido de tantas experiencias, mías y de otros, que hoy puedo manifestarlas a través de la fotografía. Mi cámara es mi compañera, mi amiga, juntos buscamos el momento, el lugar para expresar la experiencia, el sentimiento. Mi abuela Maria Luisa decía que; Dios tiene más que Darnos que nosotros pedirle, y es verdad, nos ha dado tantas habilidades, tantos regalos naturales, que yo me siento feliz de poder alegrar los ojos y el espíritu de la gente a través de la fotografía. Cuando tomo una foto, todos mis sentidos se vuelven uno, es tan sublime el momento que dejó de respirar, es vivir esos segundos solo para captar la imagen, que termina siendo parte de mi, de mi meditación, de mi esencia. La fotografía es sinónimo de experiencia.