Mi arte es una búsqueda constante de lo esencial, de aquello que trasciende lo visible y lo cotidiano. Me muevo en el territorio de la Abstracción geométrica, porque este estilo me permiten explorar la pureza de las formas, los colores y las composiciones sin distracciones. No me interesa representar el mundo tal como lo vemos; mi objetivo es crear un lenguaje visual que hable directamente al espíritu, al ser.
Cuando pinto, me enfoco en valores universales. Mis obras no están atadas a un tiempo, lugar o cultura específica. Utilizo formas geométricas y colores que son entendidos intuitivamente por cualquier persona, sin importar su origen. Quiero que mi arte resuene en lo más profundo del ser humano, como un eco de algo que todos llevamos dentro.
La pureza espiritual es otro pilar fundamental en mi trabajo. Creo que el arte tiene el poder de conectarnos con algo más grande que nosotros mismos, algo divino o infinito. Por eso, mis composiciones son limpias, precisas y meditativas. Cada línea, cada forma y cada color están colocados con intención, buscando crear una experiencia que invite a la contemplación y a la introspección.
En mis obras, el equilibrio dinámico es clave. No me interesa lo estático o lo predecible. Juego con las tensiones entre las formas y los colores, creando composiciones que fluyen y se mueven, pero que al mismo tiempo mantienen una armonía profunda. Es como un baile entre el orden y el caos, donde cada elemento tiene su lugar y su propósito.
Mi arte es no representativo. No busco imitar la realidad ni contar historias concretas. En lugar de eso, me concentro en la esencia de las cosas. Las formas geométricas y los colores son mis herramientas para expresar emociones, ideas y sensaciones que no pueden ser capturadas con palabras o imágenes figurativas.
Los colores primarios son mi paleta preferida. El rojo, el azul y el amarillo son la base de todo lo que hago. Son colores puros, fuertes y universales. A veces los combino con tonos neutros o contrastes intensos para crear vibraciones visuales que atraen la mirada y generan emociones.
En mi proceso creativo, los valores primarios (línea, plano, volumen) y las direcciones primarias (horizontal, vertical, diagonal) son esenciales. Cada trazo, cada ángulo y cada proporción están cuidadosamente calculados. No dejo nada al azar. Las direcciones guían la mirada del espectador, creando ritmo y movimiento dentro de la obra.
Mi trabajo está profundamente influenciado por el constructivismo. Veo el arte como una construcción intelectual y emocional. Cada pieza es un rompecabezas donde cada forma y cada color tienen un propósito específico. No es solo estética; es una exploración de ideas y emociones a través de la geometría y el color.
Mi arte es un reflejo de mi búsqueda personal de lo universal, lo espiritual y lo esencial. Cada obra es una invitación a mirar más allá de lo visible, a conectar con algo más profundo y a encontrar belleza en la pureza de las formas y los colores.
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